Aprovechando el reciente estreno de «The Hateful Eight» la ultima película de Quentin Tarantino, he pensado que es un buen momento para hacer una selección de 10 westerns que se desarrollen en paisajes nevados. Aunque lo típico del western es que suceda en el desierto o en las grandes llanuras, hay un puñado de filmes que transitan montañas heladas y alejándose de los tópicos nos han dejado algunas de las mejores historias del género. Si bien hay algunos westerns que tienen en su metraje gloriosas escenas nevadas, como «Centauros del Desierto», «Enfrentados», «Sukiyaki Western Django», o «Django desencadenado», las he omitido de la lista para centrarme en las que acontecen exclusivamente en parajes helados, o al menos la mayor parte de la trama transcurre en ellos y es parte vital de la historia.
Así que abrigaos bien y preparaos para atravesar la ventisca y conocer los mejores westerns nevados.
1. El rastro de la pantera (1954)
Más que un western al uso, nos encontramos con un thriller psicológico con toques de drama familiar y cine negro ambientado en el oeste. Con cierto tratamiento teatral, William A. Wellman nos muestra las tensiones entre los miembros de una familia que vive aislada en una cabaña, rodeada de nieve y acosada por una pantera que está matando el ganado.
Para salvar las reses del peligroso felino, Robert Mitchum el mayor de los hijos de la severa matriarca y de su alcohólico marido, se ve obligado junto a sus hermanos a seguir el rastro de la bestia para enfrentarse a ella.
La pantera negra, que nunca aparece en pantalla, es un símbolo de todo lo oscuro que habita en el ser humano y que utilizamos como arma contra los que nos rodean. Cuando eliminemos esa pantera podremos vivir y amar libremente.
2. El día de los forajidos (1959)
Una de las claras influencias – salvando las lógicas distancias – de Tarantino en «The hateful eight». Nos encontramos con un western psicológico, el ultimo rodado por André de Toth para el cine, en el que una banda de forajidos capitaneada por el cruel Jack Bruhn (Burl Ives) acosan a los habitantes de un pequeño y remoto pueblo de Oregón cercado por la nieve.
La historia comienza como un western clásico con las típicas tensiones entre granjeros y ganaderos. Al frente de estos últimos se encuentra el ranchero Blaise Starrett (Robert Ryan), al que los recién llegados interrumpen una disputa sobre unas tierras cercadas con alambre de espino que entorpecen el paso de sus reses. El granjero dueño de las tierras está casado con la bella y sensual Helen (Tina Louise), antigua novia de Blaise, lo que complica más si cabe las cosas. Poco a poco, la tensión va aumentando y el tono de la película se oscurece y va virando hacia un thriller psicológico que raya casi en el cine negro, recordando incluso a obras como «Cayo Largo».
Tenemos drama, acción y western, adornados por una estupenda fotografía en blanco y negro que realza las escenas exteriores, contrapuestas al carácter teatral de los interiores (En lo que coincide con «El rastro de la pantera» y «The hateful eight»).
Esta película está considerada una obra menor dentro de la filmografía de Toth, pero yo la considero a la altura de las grandes obras del director.
3. El gran silencio (1968)
Uno de los mejores Spaghetti Westerns de todos los tiempos y una de las obras cumbre de Sergio Corbucci, autor de clásicos del género como «Django» o «Salario para matar».
La película narra la historia de Silencio (Jean-Louis Trintignant) un pistolero mudo, que imparte justicia matando -Siempre en defensa propia- a los de cazarrecompensas que asolan las montañas de Wyoming en connivencia con los potentados de la zona.
En «El gran silencio» Corbucci rompe con las convenciones tradicionales del Eurowestern y crea una cinta bella y violenta, donde invierte los papeles habituales y los agentes de la ley personifican el mal. Sobre todo el demoniaco Tigrero (Loco en algunas versiones), otra genial interpretación de Klaus Kinski con la que construye uno de los villanos más recordados del genero. Un halo de pesimismo lo impregna todo, y los personajes transitan gélidos parajes que más de una vez recordaran de donde tomó ciertos planos Tarantino.
Mención aparte merece la excelente banda sonora de Ennio Morricone, que compone una partitura desalentadora y llena de tristeza, complemento ideal para redondear este atípico Spaghetti Western.
Ver Documental «Cómo se hizo El gran silencio»
4. Los vividores (1971)
Un western de Robert Altman no podía ser una película corriente, o al menos no tendría un argumento común. En «Los vividores», el autor trata de desmitificar el western narrando el nacimiento de la prostitución organizada en el oeste. Altman deconstruye aquí el tradicional género américano, a la vez que realiza una feroz critica del capitalismo a través de la historia de John McCabe (Warren Beatty), un jugador de cartas que junto a la «Madame» Constance Miller (Julie Christie) regenta un establecimiento en la ciudad minera de Presbyterian Church.
Gracias a la gestión y la inteligencia de Constance, el negocio prospera y se convierte en el más famoso de la región, lo que hace que los ojos de los poderosos se fijen en el rentable establecimiento. McCabe deberá tomar una decisión y hacer frente a las grandes compañías que intentarán disuadirles por medio del chantaje y la extorsión de que vendan su negocio.
Aunque la cinta tiene cierto tono irregular, el ritmo irá creciendo progresivamente hasta el estupendo y bello final. La soberbia fotografía, junto a la melancólica banda sonora compuesta por Leonard Cohen complementan el cierre esta pesimista historia, reforzando el carácter poético de la cinta.
5. Condenados a vivir (1972)
Cinta de culto dirigida por el especialista en cine del oeste Joaquín Luis Romero Marchent. Toda una rareza más cercana al terror que al Spaghetti Western convencional, en el que un grupo de condenados a cadena perpetua son trasladados para trabajar en una mina. El convoy está a cargo de un implacable y duro sargento interpretado por Claudio Undari, que no ha tenido mejor idea que hacerse acompañar en el viaje por su bella hija (Emma Cohen).
Marchent, autor de «Antes llega la muerte» una de las cumbres del género en España, rueda aquí un film atípico, impregnado de una atmósfera siniestra y asfixiante, tan cargado de pesimismo e hiperviolencia que fue comercializado en su día con el lema: «…posiblemente el Eurowestern más violento rodado jamás».
Lo cierto es que el montaje hace excesivo hincapié en la sangre y el gore, muy de moda en los setenta, haciendo de la película carne de Grindhouse. Para encontrar otro ejemplo de crudeza similar habría que irse a «Oro Maldito» o subproductos como «¡Scalps! Venganza india».
En definitiva una serie B setentera recomendable, sobre todo, para los aficionados a las rarezas, al giallo o los incondicionales de Romero Marchent, que aunque en todas sus películas deja muestras de su profesionalidad y buen hacer, no firma aquí uno de sus mejores trabajos.
6. Nevada. El más fabuloso golpe del Far-West (1972)
Una banda de forajidos planea atracar un banco conocido por ser de los más seguros del oeste. Todo el robo sale bien, pero cuando van a dividir el botín comienzan los problemas y los integrantes de la banda van cayendo uno a uno.
Esta película, que siguiendo la estela de «El gran silencio», se desarrolla entre montañas nevadas y pueblos embarrados es una pequeña y desconocida joya del Spaghetti Western, y aunque conserva algo del tinte melancólico de aquella, sobre todo acentuado por la estupenda banda sonora de Stelvio Cipriani, tiene un tono mucho más diferente, más luminoso y aventurero.
Sin ser una gran obra, nos encontramos ante un entretenido film, que pasó bastante desapercibido a pesar de contar con todos los ingredientes necesarios para hacer las delicias de cualquier aficionado al Eurowestern. Entre los protagonistas encontramos a conocidas caras del cine de género español como Piero Lulli, Frank Braña, la bella Patty Shepard, la mismísima Carmen Sevilla o Fernando Sancho en su sempiterno papel de bandido mexicano, en este caso interpretando al buscavidas Reyes.
Un película a la que tengo un gran cariño, lastima que actualmente sea casi imposible encontrarla.
7. Las aventuras de Jeremiah Johnson (1972)
A finales de los sesenta y principios de los setenta el western comienza a cambiar, y a ofrecer visiones más crepusculares y desmitificadoras de la conquista del oeste, dentro de esta corriente se podría enmarcar a «Las aventuras de Jeremiah Johnson». Básada en la novela «El Trampero» de Vardis Fisher (Recientemente editada en España por la editorial Valdemar) la película está dirigida por Sydney Pollack y narra la vida y aventuras de Jeremiah Johnson (Robert Redford), un hombre cansado de la guerra y la civilización, que se convierte en un solitario cazador que recorre incansable las Montañas Rocosas y convivirá con los indios Crow y Pies Negros, en contacto directo con la naturaleza más salvaje.
Pollack firma un bello western ecologista, donde la naturaleza toma el protagonismo absoluto, y donde los silencios tienen más importancia que las palabras. Todo en la película es de una belleza primitiva y ruda, incluso las etapas del film que se centran en la acción y la venganza ciega que emprende Jeremiah destilan ese encanto primigenio.
Para la historia del cine queda el hermoso plano de Robert Redford con la mano alzada devolviendo el saludo al jefe indio.
8. El perdón (2000)
Michael Winterbottom intenta combinar en esta película el drama puro con el western clásico. El resultado es una cinta ambigua, que se queda a medio camino entre «Cumbres borrascosas» y «La puerta del cielo», una propuesta fallida como renovación del género que funciona mejor como idea que como visión realista del oeste.
La historia se desarrolla en la pequeña ciudad minera de Kingdom Come dominada por Daniel Dillon. La inminente llegada del ferrocarril a la población supone una grave amenaza para su poder. Pero lo que verdaderamente quita el sueño a Dillon es la llegada a la ciudad de dos mujeres que traen al presente terribles hechos del pasado.
«El perdón» es una película tan fría como las latitudes en las que se desarrolla, poco beneficiada por un alargado metraje y por terminar de decantarse sobre un drama apoyado en una historia que no daba demasiado de si. Como aspecto positivo decir que gracias a que Winterbottom es buen director consigue sacar partido a los estupendos paisajes y realizar una película interesante, bien rodada, pero cuyo argumento podría haberse desarrollado con más profundidad.
9. Los odiosos ocho (2015)
Para su octava película Quentin Tarantino regresa al western, pero lo hace con una obra diametralmente opuesta a su anterior propuesta en «Django desencadenado». Donde antes había acción desenfrenada ahora hay tensión e intriga. Aquí el director construye un thriller de manual, con un montaje casi teatral, que bebe por igual de films como «La Cosa» de John Carpenter o novelas de suspense de Agatha Christie como «Diez negritos».
Después de multitud de vicisitudes en la creación del proyecto, desde la filtración del guión hasta la cancelación del mismo, «The hateful eight» por fin ve la luz. Desde mi punto de vista una de las películas más redondas de Tarantino, donde el de Tennessee toma tanta conciencia de su estilo que no tiene problema en auto-homenajearse durante toda la cinta.
Por poner una nota negativa me gustaría hacer mención al genio de la distribuidora que ha tenido la brillante idea de titular la película como Los odiosos ocho en vez de dejar el título en inglés, u optar por el correcto Los ocho odiosos, misterios insondables de la industria en España…
10. El renacido (2015)
Alejandro González Iñárritu consigue con «El renacido» un magistral ejercicio de estilo, que nos arrastra desde el largo plano secuencia inicial del ataque indio por toda la epopeya de supervivencia y venganza del cazador de pieles Hugh Glass, un Leonardo DiCaprio en estado de gracia que se encuentra en la cima de su carrera.
Con la base de una historia más bien sencilla, salpicada de secuencias oníricas y de realismo mágico marca de la casa, Iñárritu crea potente torbellino visual que técnicamente roza la perfección y absorbe toda nuestra atención desde el primer instante, regalándonos por igual las mejores escenas de acción que se han visto en una pantalla de cine en los últimos tiempos como también las más bellas y poéticas.
Sin duda la mayor candidata a arrasar en los oscar de este año.
Espero que os haya gustado esta selección de películas y no os haya dejado fríos 😉