La referencia a la gastronomía es obligada si hablamos de un género tan mediterráneo y tan nuestro como el western europeo. El apelativo que comenzó como algo peyorativo, una manera de desprestigiar a las películas del oeste rodadas en Europa desde su propia concepción geográfica, con el tiempo se volvió simpático, mas tarde revalorizado, hasta la actualidad donde se ha vivido una reivindicación del mismo por parte de directores, critica y publico, encontrando un reconocimiento que no tuvo ni en sus tiempos de esplendor. El impacto de la expresión Spaghetti Western ha llegado a ser tal que incluso no ha prosperado el uso de Eurowestern, definición utilizada por parte de la critica especializada para dar algo de prestigio al género, prescindiendo de cualquier cariz negativo, además de tratar de abarcar al resto de obras de cine del oeste rodadas en Europa, como por ejemplo los westerns Alemanes, basados en las inmortales creaciones de Karl May (Aunque en estas películas también hubo una importante participación italiana, como veremos en el especial dedicado a ellas).
Como el ser humano (Léase critico con ínfulas) gusta de etiquetar todo, en exceso la mayoría de las veces, el binomio gastronómico – territorial fue usado para definir las películas según su lugar de rodaje, dandose algunos nombres bastante peculiares.
Así que tenemos algunas referencias al «Chorizo Western» para las rodadas en el poblado madrileño de Hoyo de Manzanares, «Butifarra Western» si la película fue filmada en los estudios catalanes de Espluges City etcétera, etcétera… Incluso algunos directores se permiten la licencia de crear un género para definir sus cintas (Al parecer no basta con los existentes) así pues tenemos el «Marmitako Western» de Alex de la Iglesia, género que cuenta por ahora con una sola película (Afortunadamente) en su haber, o el «Eastern» de Milcho Manchevski, donde con su «Cenizas y pólvora» (2001) optó por eliminar la referencia culinaria y simplemente cambiar de punto cardinal.
Así pues como sería hilar muy fino ir aplicando los diferentes apelativos, aquí optaremos por Spaghetti Western, el que más nos gusta, o Eurowestern en algunos casos para no ser muy repetitivos.
Aunque en realidad es difícil encontrar grandes obras dentro del género (mucho menos obras maestras), teniendo en cuenta sobre todo a la gran cantidad de productos mediocres que proliferaron durante el boom del cine del oeste en Europa, no es menos cierto que normalmente se suele a subestimar el Eurowestern por una parte de la critica, que lo compara con el genuino Western Made In USA, pero esta comparación es bastante engañosa, si se comparan los films Spaghetti Western con las obras maestras americanas por supuesto quedan en mal lugar, si ponemos en una balanza a Ford y a Garrone, es obvio el resultado, pero estos críticos se olvidan frecuentemente (Por desconocimiento o adrede) de que las películas de John Ford, Howard Hawks, Anthony Mann, Delmer Daves, Raoul Walsh y el resto de grandes autores, solo representan un porcentaje mínimo de la producción USA.
Allí también se ruedan series B o Z, lo que prima es la mediocridad y si analizamos los productos en el contexto adecuado nos damos cuenta que en realidad no hay tantos westerns que merezcan la pena comparados con la cantidad de producciones rodadas. Así que sería mucho más correcto y ecuánime, si se quiere comparar, hacerlo entre obras de las mismas características o si se ha de hacer con el género completo, tener en cuenta al menos los años de duración y la producción global de uno y otro.
Otro de los argumentos que se esgrimían habitualmente para denigrar al western europeo era la peregrina idea de que en Europa no se podía realizar una película del oeste, pues este es un género genuinamente americano, ya que estos filmes narran partes de la historia de dicho continente, solo podían ser rodados en los territorios originales. Bien, según esta simple regla de tres solo en Italia se podrán rodar películas de «Romanos», en Dinamarca de «Vikingos» y en París sobre la «Toma de la Bastilla», creo que no hace falta razonar nada para echar por tierra esta teoría.
Lo que nadie puede negar es el revulsivo que supuso la aparición del Eurowestern y la gran cantidad de aportaciones estéticas que trajo a un género que llevaba años navegando por terrenos más que trillados, aunque algunas de estas innovaciones estilísticas fueran tomadas «prestadas» de otros medios, como el cómic por ejemplo, baste comparar algunos planos de Leone que prácticamente son viñetas de Milton Caniff (A este tema de la relación cómic / Spaghetti Western dedicaremos un artículo mas extenso próximamente).
El Spaghetti Western que nació entre coproducciones, de la amalgama de directores, guionistas y actores de diferentes nacionalidades, en una suerte de nueva Torre de Babel, no solo bebería de la fuente original, con temas habituales en el western américano, sino que no tendría miedo a la fusión o el mestizaje de géneros, así se verían en las pantallas interpretaciones en clave oeste de clásicos de la literatura universal como «La Odisea», «La isla del tesoro» o incluso «Hamlet». Recordemos que el género surgió de una adaptación de la película de Akira Kurosawa «Yojimbo» que es a su vez, un remake de la magnifica novela de Dashiell Hammett «Cosecha Roja».
Se puede decir que Sergio Leone creó el género con «Por un puñado de dólares» (1964) y que Sergio Corbucci lo afianzo tal y como lo reconocemos hoy con «Django» (1966), llegando incluso a poner algún clavo en su ataúd, decantandose finalmente por la autoparodia más complaciente en «El Blanco, el Negro y el amarillo» (1975), no exenta por otro lado de los tintes de calidad propios del autor .
Pocas veces un subgénero cinematográfico ha llegado a tener casi más repercusión que el género en que se inspiró, ni influir tanto en el propio origen, cambiando a este y haciendo que adopte sus rasgos de estilo, pues transciende lo puramente cinematográfico. Parte del éxito del Spaghetti Western empezaba ya en los impactantes carteles, las estupendas bandas sonoras, que impusieron una nueva forma de hacer música para una película del oeste (En algunos casos lo único bueno de la película era el póster promocional, el trailer y la música), la estética innovadora del vestuario, la imaginería de los personajes surgidos en sus obras e incluso el sonido de los disparos.
De hecho se procedería a una retroalimentación inversa con el western americano pues partir de la llegada del Spaghetti comenzaremos a ver vaqueros más sucios, personajes de moralidad dudosa, violencia más explícita, mucha acción e incluso los rodajes se trasladarían a Europa dejando atrás las localizaciones clásicas de la tierra donde nació el Western originalmente.
«Debemos más a Leone que a John Ford» Sam Raimi
Estás películas nos fascinaron con sus lapidarios diálogos, sus tensos silencios, los primerísimos planos, con ingeniosos recursos visuales no vistos hasta la fecha y en definitiva además de crear un estilo propio, marcaron las pautas para el cine del oeste que vino después.
Sirva esta entrada de breve introducción a la serie de artículos que dedicaré a ir desgranando todas las facetas que conforman el Spaghetti Western, sus particularidades y rasgos en común:
– Westerns previos a Leone.
– Epoca de esplendor.
– Declive del género.
– Influencias del Spaghetti Western en el cine moderno.
– Westerns alemanes.
– Subgéneros.
– Rasgos de estilo del Spaghetti Western.
– Relación del Spaghetti Western con otros medios.
– Carteles. El as en la manga del Eurowestern.
– La nueva música del Western se cocina en Europa.