Antes de que muchos de los detectives más famosos de la historia de la literatura comenzaran a emocionarnos con sus aventuras y la resolución de los más enrevesados casos, un personaje real había fundado una agencia de detectives. Su fama llegaba a todos los rincones de los Estados Unidos, llenando de temor los corazones de los forajidos. Estoy hablando por supuesto de Allan Pinkerton el padre de las agencias de detectives modernas (Con el permiso de François-Eugène Vidocq).
Este escocés nacido en Glasgow en 1819 y emigrado a Norteamérica debido a algunos líos con la justicia de su país, (causados por su pertenencia al movimiento “Cartista”) fundó su primera oficina en Chicago junto al abogado Edward A. Rucker, para pronto crear su propia empresa en solitario llamada Agencia Nacional de Detectives Pinkerton. El logotipo era un ojo abierto, bajo bajo el cual figuraba el lema “We never sleep” («Nunca Dormimos”) y que fue inspirador del termino “Private Eye” con el que se definiría más adelante a los detectives privados. Junto a él se encontraban dirigiendo la firma sus hijos William y Robert.
Los primeros trabajos de la compañía estuvieron relacionados con la seguridad del ferrocarril, también ofrecieron servicios de contraespionaje durante la Guerra Civil, llegando incluso a encargarse de la seguridad del presidente Abraham Lincoln. Debido a los numerosos éxitos obtenidos y a la repercusión mediática, la agencia se fue expandiendo poco a poco, hasta contar con más de dos mil empleados a la muerte de Allan Pinkerton.
Aunque en sus comienzos también desarrollaron muchas investigaciones en núcleos urbanos, donde realmente la agencia alcanzo máxima notoriedad fue con los casos en los que se vieron implicados en el salvaje oeste. Detectives de Pinkerton participaron en la caza de notorias bandas de forajidos, como los James – Younger, Farrington, o los mismísimos Butch Cassidy y Sundance Kid.
Entre la lista de figuras ilustres que estuvieron en nomina de Pinkerton podemos destacar al genial escritor de novela negra Dashiell Hammet o al famoso cowboy Charlie Siringo, una de las leyendas del Far West con una biografía que supera a la de muchos personajes de ficción, historia que plasmó en sus libros “Un Vaquero Detective”, “El Cowboy de la Estrella Solitaria” o “Reata y Espuelas”.
Allan Pinkerton, que era un visionario en muchos aspectos (Algunos de sus métodos y técnicas de investigación se siguen usando hoy día), se dio cuenta de la importancia de la literatura para llegar a las masas. Usando historias de entretenimiento podría lanzar un mensaje publicitario encubierto, que tendría mucha más difusión y calaría mucho más hondo que utilizando los métodos tradicionales, aumentando así la fama de su negocio y haciéndolo entrar casi en el terreno de la leyenda.
Era muy conocida la afición popular por las historias de forajidos y agentes de la ley de la frontera, publicadas en las “Novelas de diez centavos” de enorme difusión en la época y con tiradas espectaculares que ya quisieran para si los editores modernos. Así que Pinkerton se puso manos a la obra y creo su propia colección de novelas en las que los protagonistas eran detectives de su agencia. Historias llenas de persecuciones, tiroteos, asaltos a trenes, duelos, aventura, violencia y todo aquello que el público pedía a gritos.
Entre ellas encontramos títulos tan llamativos como «The Expressman and the Detective”, «The Railroad Forger and the Detectives”, «Strikers, Communists, Tramps and Detectives”, «The Mollie Maguires and the Detectives” (“El valle del terror” novela de Conan Doyle protagonizada por Sherlock Holmes está basada también en la revuelta de los Mollie Maguires), «A Life for a Life; or, The Detective’s Triumph” o «Mississippi Outlaws and the Detectives”.
Si bien es cierto que lo más probable es que estos libros estuvieran escrito por un “negro” (o más de uno), no es menos cierto que todas las historias parecen estar supervisadas de cerca por Allan y que cuentan sucesos vividos por él o sus agentes, y narrados de primera mano a estos escritores encargados de realizar las obras.
Y así llegamos al tema que nos ocupa, “Los forajidos del Misisipí” el libro editado por Ginger Aper Books & Films. Todo comienza con el asalto al tren que cubría el trayecto entre Mobile y Ohio, así que los dirigentes de la compañía Southern Express de Memphis propietarios del ferrocarril, se ven obligados a recurrir a los servicios de la Agencia Pinkerton para atrapar a los criminales, eso si contando «con unos efectivos restringidos y bajo unas circunstancias adversas” como el mismo autor se encarga de recalcar, para dar más valor si cabe al éxito final de la tarea.
Aunque la supervisión de todo el caso corre a cargo del propio Allan, será su hijo Willliam A. Pinkerton el agente de campo encargado de realizar las pesquisas sobre el terreno. A partir de aquí seremos testigos de una persecución a lo largo y ancho de la ribera del río Misisipí, en la que los agentes de la ley se cruzaran con toda suerte de personajes que pueblan la zona, desde cazadores hasta tahures, pasando por todo un catalogo de desperados, estafadores y criminales del más diverso pelaje. Tendremos todos los elementos típicos de cualquier buen western, cabalgadas nocturnas, tiroteos, peleas, incendios, patrullas ciudadanas y hasta linchamientos, que nos llevaran sin respiro de un capitulo a otro hasta llegar al dramático final.
Aparte de funcionar plenamente como novela de aventuras clásica, para mi el mayor valor del libro reside en cómo nos muestra los individuos que proliferan en la región, sin ningún tipo de paños calientes (recordemos que en aquella época ni se soñaba con la existencia de las malditas palabras “políticamente correcto”, con las que nos obligamos a una ridícula autocensura que nos impide hablar de la realidad tal cual es).
El autor usa un estilo literario a medio camino entre las “Dime Novels” y el informe policial, prescindiendo por completo de diálogos, para describirnos a los habitantes del sur y el oeste de los Estados Unidos que se hallan a ambos lados de la ley. Asistiremos al día a día de estos hombres y mujeres de frontera curtidos por la dureza del clima y una vida extrema, obligados por las circunstancias a llevar un tipo de existencia en la que la supervivencia es el único objetivo, la moralidad es un concepto borroso y la muerte acecha en cada esquina.
Pinkerton (O su negro) nos dejan claro que pocas personas tienen una conducta recta, a excepción por supuesto de los valerosos agentes de la ley encabezados por los detectives de la compañía, pero no trata de juzgar ni de tomar partido, exponiendo los hechos con frialdad y crudeza. Simplemente se permite traslucir sus opiniones con mayor vehemencia y sin recato en lo relativo al propio negocio, pues durante toda la obra Pinkerton lanza mensajes nada soterrados de la inconveniencia de usar detectives no profesionales y los retrasos y costes extra que conlleva el no contratar los suficientes agentes para la misión en cuestión. Un aviso a navegantes, esto es lo que le ocurrirá a usted si no contrata los servicios de una empresa contrastada como la Agencia Nacional de Detectives Pinkerton, y si escatima en gastos y no contrata los suficientes efectivos para la misión a la larga le saldrá caro y terminará gastando mucho más dinero. Todo un artista este Allan, que no da puntada sin hilo y no pierde ocasión de meter su pulla para recordarnos que «el dinero del mezquino anda dos veces el camino”.
En cuanto a la edición nos encontramos con un producto tremendamente cuidado, repleto de grabados y fotografías, con portadas de diarios y novelas de la época y abundantes notas al pie para situarnos en el contexto. El volumen se completa con una serie de biografías de los Pinkerton y un cómic sobre las primeras andanzas del detective.
Mención aparte merece la estupenda labor a cargo de Teresa Lanero, pues a las dificultades habituales en un trabajo de este tipo se suman los numerosos giros dialécticos, definiciones y conceptos relativos a las actividades de la vida en Misuri y el resto de los territorios en los que transcurre la trama, empresa que corona con éxito, consiguiendo una traducción impecable.
En definitiva un libro muy recomendable para los interesados en la orígenes de la primitiva investigación criminal, para cualquier aficionado al
western que se precie o sencillamente para aquellos que desean pasar un agradable rato de lectura conociendo de primera mano las vivencias de unos individuos con un estilo de vida que ya no volverá, donde todo era más sencillo y donde un hombre podía transitar territorios salvajes.
Ocasiones como esta se ofrecen pocas, pues libros de este género rara vez ven la luz, y solo un reducido número de valientes editores como los que están detrás del sello Ginger Ape se atreven a publicar libros de esta categoría, hechos con tanto mimo, y que suponen una Rara Avis en los escaparates de las librerías de nuestro país.
Así pues no perdáis la oportunidad de degustar tan exquisito manjar y corred a vuestra librería favorita para conseguir un ejemplar de “Los forajidos del Misisipí”.
Ficha

Los forajidos del Misisipí
Autor: Allan PinkertonEditorial: Ginger Ape Books & Films
Páginas: 174
Idioma: Español
Encuadernación: Rústica
Colección: Thompson & Thompson
Precio: 15 €
Traducción: Teresa Lanero
ISBN: 978-8494014680
Muy buena pinta tiene el libro, he visto que en Amazon esta a buen precio. Ya tengo libro para estas vacaciones, jejeje……
Espero que te guste, ya me dirás 😉